Los espacios propicios para que un artista transforme sus materiales, son aquellos en los que este se encuentre trabajando o interactuando con su profesión, en nuestro caso como músicos, son los sitios de ensayo, de conciertos y de enseñanza.
El reto que un músico debe enfrentar para su imaginación, es desligarse de la academia, y a su ves utilizarla de la mejor manera, para contextualizar su creación.
Pienso que las inquietudes que un músico debe tener acerca de su oficio, son referentes a lo que le gusta, a lo que mejor sabe hacer, y si estas tienen un mercado establecido, en crecimiento o si no lo hay.
Los saberes que un músico usa diariamente, son las millones de respuestas creadas en su cerebro, por las horas de estudio que le dedico a pasajes difíciles, es decir respuestas que reaccionan con rapidez al estimulo que es la partitura y el sonido en si.
La relación que encuentro entre la música y las otras artes, es que todas nos permiten escaparnos por unos instantes de la realidad para crear una paralela con las mejorías que deseamos.
La imaginación, la intuición y la creación se relacionan en el trabajo de un músico, desde el estudio de una pieza, al tener que recrear lo que el compositor quiso que fuera la obra, hasta el concierto donde el publico se convierte en interprete y concibe la idea del compositor.
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